martes, 6 de marzo de 2012

"Las zapatillas rojas" Morir por el arte

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EN DVD Un clásico de 1948
"Las zapatillas rojas" Morir por el arte

Christian Ramírez 

Ahora que el Oscar 2012 es agua pasada, y probablemente estancada, me acuerdo de esa frase de Gloria Swanson en "Sunset Boulevard": "Aún soy una gran estrella, son las películas las que se han hecho más pequeñas". La frase ya sonaba fuerte en el Hollywood de 1950, cuando la factoría funcionaba a toda capacidad, pero hoy su efecto se refuerza por una persistente sensación de nostalgia. 

No es la añoranza de "El artista" -la gran ganadora del domingo pasado, que vende gato por liebre imaginando a las películas mudas como artefactos simplones y gozadores-, sino la impresión de que hoy no podemos convocar suficiente energía y pasión para crear imágenes nuevas y poderosas, al menos no como se hizo durante gran parte del siglo XX. ¿Será verdad que nos estamos quedando cortos? ¿Que se nos acabó el fuelle y que las películas se han hecho más pequeñas?

Mirando la versión restaurada de "Las zapatillas rojas" (1948), la obra maestra de Michael Powell y Emeric Pressburger, restaurada por Scorsese y la Film Foundation, uno se da cuenta que no son las preguntas correctas: que el cine de hace medio siglo y más era, simplemente, un animal distinto. Algo que no se puede medir a través de estratificación de audiencias, flujos de información y recaudaciones de fin de semana, pero tampoco en términos de inocencia y falso romanticismo. A 64 años de su estreno, el filme aún es un monstruo y una cumbre, y todavía el espectador tiene que hacer ajustes y adaptarse para dejarse llevar a través de La Pasión de Victoria Page, jovencita que bajo la tutela del gran empresario y artista Boris Lermontov aspira a convertirse en bailarina insuperable, sin darse cuenta que, al mismo tiempo, está formando un contrato diabólico que la ata -de pies, manos y alma- al servicio de su arte, hasta las últimas consecuencias.

Que no les extrañe si ya conocían el argumento. No es muy distinto al de "Pigmalión", "La calle 42", "Nace una estrella" o, sin ir más lejos, al de "Cisne negro" (que hace un par de años hizo lo que pudo por homenajear a "Las zapatillas"). La idea del arte como un absoluto. La voluntad de algunos de zambullirse, fundirse y desvanecerse en él. Quemarse. Al decir del propio Lermontov en la cinta, el cuento original de Hans Christian Andersen acerca de una chica que se calza unas bellas zapatillas de baile que luego no se puede sacar, enseña algo sobre las consecuencias y los placeres de la ambición: "Las zapatillas rojas nunca se cansan. La hacen bailar por las calles; por sobre las montañas y valles, a través de campos y bosques, a través del día y de la noche. Pasa el tiempo. El amor pasa. La vida. Pero las zapatillas rojas siguen danzando".

Tal es la obsesión que mueve a los protagonistas del filme por expresarse, que la inevitable irrupción en sus caminos de la vida real -de necesidades tan naturales como querer y ser querido- viene a ser casi una interrupción, un obstáculo para el torrente de estímulos que el artista debe canalizar a toda costa antes que se disuelvan, irrecuperables. El acto creativo transfigurado en fuerza vital y daimónica, un impulso que es imposible de contener, pero que -para convertirse en ficción y en arte- necesariamente debe salirse de control, antes de ser dominado otra vez.

¿Se puede hacer filmes así de volcánicos, hoy? Claro que sí. Lo que no se puede recrear son las mismas fijaciones: Darren Aronofsky casi naufragó con "Cisne negro" porque la trama de "Las zapatillas" no resiste las presiones de la modernidad, pero los inmensos desboques de una película como "Petróleo sangriento" y su ácida crítica del capitalismo, hoy moneda común entre los "indignados", demuestra que cada pasión es hija de su tiempo como bien lo sabía el propio Michael Powell: "Creo que la verdadera razón de por qué 'Las zapatillas rojas' fue tan exitosa es porque por diez años nos estuvieron diciendo que fuéramos a morir por la libertad, por la democracia, por esto y por lo otro, y ahora que la guerra se había terminado 'Las zapatillas rojas' nos dijo: 've y muere por el arte'".

The red shoes
(Reino Unido, 1948).
Dirección de Michael Powell y Emeric Pressburger. 133 min. DVD.

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