domingo, 29 de abril de 2012

El olvidado y misterioso actor chileno que inspiró a Cocteau

www.emol.com
domingo 29 de abril de 2012


En 1930, Enrique Riveros fue contactado por el célebre creador francés para protagonizar su película "La sangre de un poeta". Fue uno de los puntos más altos en la carrera del intérprete local que filmó 15 cintas en Europa. El realizador Raúl Miranda está detrás del documental "Un actor", que revive la figura de Riveros y da a conocer sus creaciones, obsesiones y las razones de por qué abandonó una brillante carrera en el cine de la época.  


 En 1927, "El Mercurio" destaca las condiciones de galán de Riveros: "Un esbelto cuerpo de atleta, un físico atrayente, y un fuerte y bien dotado temperamento artístico".
Foto:GASTÓN DUBOURNAIS


El actor también estuvo en la cinta de 1928 de Jean Renoir, "Le Tournoi".
 "Un buen actor no debe de poner su subconsciente en el personaje que interpreta", dijo Riveros a la revista Ecran, en 1946.

 Riveros escribió novelas y guiones cinematográficos, de los cuales sobreviven fragmentos de cuatro guiones de ficción y uno íntegro, "Las confesiones del Puma", que narra la historia de un boxeador. En la foto aparece en "Le bled", de Jean Renoir.

En 1930, Riveros es protagonista de "La sangre de un poeta", la primera película del artista e intelectual francés Jean Cocteau. El filme de vanguardia es considerado como uno de los hitos del surrealismo. A la izquierda aparece con el realizador. 



EDUARDO MIRANDA
No es sólo un episodio que fue olvidado. Se trata de una de las trayectorias más notables de un actor chileno en su paso por el cine europeo. El registro indica que participó en cerca de 15 filmes entre los años 1924 y 1932, y que se codeó con los realizadores más importantes de la época. Enrique Riveros es el nombre del intérprete que forjó una brillante carrera cinematográfica: fue galán en la pantalla, escribió guiones, fue artista plástico y dejó un registro escrito de sus teorías sobre el trabajo del actor y su relación con el cine.

Pero la ascendente carrera del chileno quedó trunca al regresar a Santiago. Nunca más volvió a París, se dedicó a la agricultura y su familia optó por callar cuando le preguntaban por el paso del joven en el celuloide europeo. Sólo el director Jorge Coke Délano intentó reflotar su talento, cuando lo llamó para protagonizar la cinta "El hombre que se llevaron", de 1946. "La historia de mi abuelo es la de un abuelo loco. No de un abuelo artista, y hay harto conflicto con la imagen de él en mi familia. De alguna manera, eso refleja cómo fue su vida", cuenta María José Riveros, la nieta del actor.

Ella se reunió con su amigo, el artista visual Raúl Miranda, de la agrupación de arte Minimale, para dar vida al proyecto titulado "Un actor", un documental que rescate la olvidada trayectoria de Riveros y recopile la filmografía del actor chileno que consiguió una carrera de proyección internacional.

"Enrique es parte de la generación de Vicente Huidobro, María Luisa Bombal y Álvaro Guevara. Hay un grupo de chilenos de esa época que viajaron a Europa y que cuando volvieron terminaron siendo castigados y olvidados como si fueran parte de una generación maldita", explica Miranda. "Nuestro propósito es constatar que Riveros, junto a Raúl Ruiz, son las figuras chilenas más importantes en el cine mundial".

Enrique Riveros nació en San Fernando en 1906, y en 1923 viajó a París para estudiar Agronomía. Pero pronto sus inquietudes artísticas lo hicieron abandonar la carrera y decidió dedicarse a la pintura y el cine. Así es como un año más tarde debutó con un rol pequeño en el filme "El difunto Matías Pascal" de Marcel L'Hierbier. A los 20 años, en 1927, firmó contrato con Svenska Films para cuatro películas en Suecia y Alemania, y ya figuraba en las páginas de "El Mercurio" como una promesa.

"Este año ha sido un sudamericano, y algo aún más exótico: un chileno, Enrique Riveros, el que impone su nombre en las pantallas, carteles y revistas de cine de París. Sus películas le muestran como un actor dotado de todas las facultades que exige el cinematógrafo", revela la crónica escrita por el corresponsal Renato Valenzuela.


Eso sí, la carrera de Riveros aún no daba su salto más grande. En 1930, fue el propio realizador Jean Cocteau, quien lo buscó para protagonizar su primer filme, "La sangre de un poeta". "Desde hace ocho días esta carrera detrás suyo me tiene enfermo, ¿Qué hacer? Estoy empezando un trabajo de investigación y me acuerdo de nuestra conversación. Imposible de imaginar este trabajo sin usted", dice una carta escrita por el propio autor de "Orfeo", y que hoy la familia de Riveros atesora como testimonio.

Para Miranda, quien se reconoce un admirador de la obra de Cocteau -montó "Orfeo" hace 10 años- ese fue uno de los indicios para rescatar la filmografía del Riveros. "Entre 1924 y 1932 tenemos veinte filmes catalogados con su participación, y faltan varios filmes que desconocemos", cuenta el realizador, quien ha visto su labor dificultada porque el nombre de Riveros figura escrito de diferentes maneras en algunos filmes: Enrique Rivero o Enrico de Rivero, por ejemplo. Pero en su investigación ya constatan que Riveros actuó para importantes directores cinematográficos como Jean Renoir, Alberto Cavalcanti, Benito Perojo y René Hervil, entre otros.

La carrera del actor terminó abruptamente a fines de 1932, cuando regresó a Chile y desapareció misteriosamente de la escena artística europea. Un año más tarde, se puso a la cabeza de la administración de fundos familiares y en 1935 se casó con Teresa Barros Errázuriz, viuda del diplomático chileno Leonidas Irarrázaval Barros, con quien tuvo dos hijos. Desde entonces, Riveros se refugió en la vida familiar y la agricultura. En 1947 se separó de su mujer, y en 1954 murió de un infarto cardíaco.

"Es un personaje muy entretenido y que habla de ciertas características de la sociedad chilena, bien particulares, y que son así hasta hoy. Hay algo en lo chileno con desechar, olvidar, castigar y preferir no complicarse", dice su nieta. Y Raúl Miranda concluye: "Nuestra obsesión es saber quién era. Por qué esta persona termina viviendo solo, separado de su familia. Queremos reencontrarlo y volverlo a la memoria, al sitial donde debería estar".

 Documentar al legado del artista Parte del documental tendrá testimonios familiares de Riveros, pero los realizadores también pretenden reconstruir su historia en Francia. Además de buscar otras películas protagonizadas por Riveros, quieren contactar a personas que hayan trabajado directamente con él o con Cocteau. También darán a conocer algunas de sus creaciones "Durante la década del 40 escribe novelas y guiones cinematográficos, de los cuales sobreviven fragmentos de cuatro guiones de ficción, uno de documental y solo uno que se conserva íntegramente", explica Miranda. Y María José agrega: "Cuando estrenemos el documental, también queremos hacer un ciclo con sus películas. Hay mucho material que se puede aprovechar", explica ella sobre el proyecto que verá la luz en 2013, y que los realizadores pretenden llevar a cabo con el apoyo estatal y de privados.

---

Le sang d'un poète (1930, Jean Cocteau)

The Blood of a Poet // Le sang d'un poète (1930)

The Blood of a Poet (French: Le Sang d'un Poete) (1930) is an avant-garde film directed by Jean Cocteau and financed by Charles, Vicomte de Noailles. Photographer Lee Miller made her only film appearance in this movie, and it also features an appearance by the famed aerialist Barbette.[1] It is the first part of the Orphic Trilogy, which is continued in Orphée (1950) and was concluded with Testament of Orpheus (1960).

Director: Jean Cocteau
Writer: Jean Cocteau
Stars: Enrique Rivero, Elizabeth Lee Miller and Pauline Carton

http://www.imdb.com/title/tt0021331/

---

1 comentario: