miércoles, 17 de julio de 2013

El Chacal de Nahueltoro, inspirador de obra teatral

 

Canaca, que se presenta en Lastarria 90, examina el perdón popular al asesino y su transformación.

por La Tercera - 03/06/2011 - 17:09
Jorge del Carmen Valenzuela Torres, alias el Chacal de Nahueltoro, se convirtió en un símbolo de las contradiciones del sistema judicial, al ser un asesino múltiple condenado a muerte y que luego fue regenerado en la cárcel, donde aprendió a leer y escribir, y tomó conciencia de sus actos. Y una vez que se convirtió en "persona", fue fusilado.

Convertido en el personaje de la cinta chlena más prestigiosa de la historia, ahora regresa como eje de una obra de teatro que indaga en el perdón y la transformación de un hombre. Canaca, dirigida por Rocío Villegas según versos de Catalina Moya y textos de Jorge Tellier, se presenta en Lastarria 90 como parte del proyecto de Minera Escondida (operada por BHP Billiton) para apoyar a nuevos talentos teatrales.

A cargo de la compañía Hanuch, la obra es un acercamiento a la realidad de un hombre que va a morir; a sus fantasmas, sus culpas y sus recuerdos. El descubrimiento de la carga de una masacre realizada bajo la influencia del alcohol, el que deja sin humanidad a su causante, se transforma en una toma de conciencia de sus actos, haciéndolo recobrar además esa sensibilidad desconocida.

En Canaca se visibiliza el "perdón popular" a Valenzuela Torres, tal como se encuentra en su tumba convertida en animita con placas de agradecimiento. Esto nos habla de una humanización del "criminal". La obra hace preguntas como ¿Puede el hombre transformarse? ¿Puede el hombre, marcado por un crimen, cambiar?

Dirección: Rocío Villegas
Elenco: Fernando Araneda, Daniela Contreras, Catalina Rojo, Catalina Fajardo y Catalina Moya
Funciones: jueves a domingo a las 21:30 horas.
Entradas: General $3.000 y $1.500 para estudiantes y tercera edad.
Duración: 50 min

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El Chacal de Nahueltoro es una película chilena de 1969, escrita y dirigida por Miguel Littín. Basada en hechos reales, la película es la recreación de un impactante crimen, hito de la crónica roja o policial de Chile de mediados de la década de 1960, cuando un campesino llamado Jorge del Carmen Valenzuela Torres fue apresado por el asesinato múltiple de una mujer campesina y sus cinco hijos, en la localidad de Nahueltoro (San Carlos). Por la brutalidad del crimen cometido fue apodado El Chacal.
Galardonada con el premio OCIC Award 1970 en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
Información sobre el caso policial que inspiró la película
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El Chacal de Nahueltoro
José del Carmen Valenzuela Toro fue un campesino del sur de Chile que asesinó a toda una familia, lo que le valió el apodo del Chacal de Nahueltoro. Atrapado por la policía, debió sufrir un juicio y una larga espera antes de ser fusilado. Drama social dirigido por Miguel Littin (Sandino), considerado por muchos como el mejor filme chileno de todos los tiempos y una obra fuertemente influenciada por las ideas políticas en boga en el tiempo de su filmación. El equipo realizador es de lujo: Héctor Ríos en la fotografía, Pedro Chaskel en el montaje y Nelson Villagra y Luis Alarcón en sus dos prime
Director: Miguel Littin 
Luis Alarcón, 
Actores:  Shenda Román, 
Nelson Villagra,  Héctor Noguera, 

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El Chacal de Nahueltoro (Miguel Littin 1969).


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(Foto: Copesa)
Ha dado mucho que hablar / crimen tan premeditado / y a muerte lo han condenado / por esta causa al Chacal. Según el juez del lugar / la culpa la tuvo el vino / el que sigue este camino / con frecuencia se embrutece / y es peor que martes 13 / el que tiene este destino, rezan los versos de un poeta popular. A partir del homicidio múltiple cometido por Jorge del Carmen Valenzuela Torres en el pueblo de Nahueltoro, VIII Región, la figura del chacal hizo su irrupción en nuestra sociedad y cada cierto tiempo la crónica roja se encarga de difundir la aparición de un nuevo criminal con estas características en algún punto del país.

Ansiosa espera

La tarde del 20 de agosto de 1960, Valenzuela, alias "El Canaca", estaba borracho y ansioso de que regresara pronto de San Carlos su conviviente, Rosa Rivas, de 38 años, quien había viajado a cobrar la pensión de viudez.
A toda costa quería seguir bebiendo, pero como no tenía ni una chaucha en sus bolsillos contaba con ese dinero para seguir con su solitaria juerga en el rancho que tenían levantado en el campo. La mujer y su prole habían sido desalojados de la casa que tenían asignada en un fundo, luego de que al patrón no le gustó que se emparejara con el alcohólico trabajador. Y fue el destino, ese azaroso camino que sorprende, el que tenía escrito que el hombre se convirtiera en uno de los asesinos más sanguinarios de nuestra historia.

Enceguecido

Debido a razones burocráticas, ese día su pareja no pudo cobrar la pensión que recibía por su fallecido marido, con quien tuvo cinco hijos. Pero el analfabeto campesino creyó que todo era una mentira de Rosa para impedir que continuara la ingesta de vino tinto. Y su violenta reacción no se hizo esperar.
Con su guadaña en ristre, Valenzuela se abalanzó sobre la mujer, cocinera del Fundo Moticura, y la mató con alevosía. A continuación, y completamente enceguecido, fue en busca de los pequeños. El primero en ser asesinado fue un bebé de pocos meses, quien se encontraba al interior del improvisado inmueble. A los otros niños los persiguió por el campo y uno a uno fueron cayendo en sus manos. Una vez que concluyó la matanza, y en forma inexplicable, el enloquecido chacal puso piedras sobre cada uno de los cadáveres, tras lo cual huyó del sector. Quelo Dinamarca, dueño del Fundo Chacayal, encontró los cuerpos de las seis víctimas y avisó a la policía. Un mes después, carabineros detuvieron a "El Canaca" en una ramada. Tres años pasó el campesino en la cárcel de Chillán, hasta que la justicia estimó que debía pagar con su vida los crímenes que llenaron de sombras a Nahueltoro, comuna de Coihueco.

Se rehabilitó, pero igual lo condenaron a muerte...

La condena a muerte del "Chacal" desató una gran polémica en su momento, la que con el correr del tiempo se activó cada vez que un criminal enfrentaba al pelotón de fusilamiento.
¿Para qué se rehabilita a un preso si finalmente se le quita la vida?, era la pregunta que desataba opiniones encontradas. "Lo que él pudo aprender fue fantástico en 32 meses de cárcel. El que aprende es el que quiere aprender. Había en él elementos valiosos", señaló Eloy Parra, sacerdote de la zona que lo acompañó hasta el día de su muerte. Aunque los presos le temieron a su llegada al penal de Chillán, se trabó entre ellos una férrea amistad. Durante los tres años que duró el proceso y que estuvo en la cárcel, Valenzuela se arrepintió de los crímenes y abrazó la religión católica. Además, aprendió a leer, a escribir y a fabricar guitarras. Sin embargo, el indulto presidencial nunca llegó. No se tomó en cuenta que el hombre había dejado atrás su salvajismo. El 30 de abril de 1963 las balas acabaron con su vida. Desde esa época hay una animita en el Cementerio de San Carlos.

Las anécdotas de Nelson Villagra, el actor que encarnó al asesino en la película de Miguel Littin

El actor Nelson Villagra interpretó a "El Canaca" en la famosa película de Miguel Littin de 1969, todo un hito en lo que se llamó el Nuevo Cine Chileno. Al año siguiente, Villagra recordó en la Universidad Católica varias anécdotas del filme, rodado casi como un documental en el mismo sitio donde ocurrieron los hechos y con gente que habitaba el sector.
"Esa gente reaccionó como reconociendo a 'El Canaca' en mí, lo que me estimuló mucho. Encontraban que el vestuario, mi actuación e incluso mi conformación física se acercaban bastante a lo que era Valenzuela". "Una de las relaciones más directas fue la que tuve con las niñas, las que formaron mi familia. Al momento de filmar, dos de ellas se pusieron a llorar y al comienzo no entendíamos qué sucedía. Era que allá, en la región, 'El Canaca' se ha convertido en leyenda; como cuando a mí me metían miedo de niño con 'El Torito': Un bandido que nunca supe siquiera si era bandido. Algo como el Cuco de los niños de ciudad". "Ciertamente a esas niñitas se las había atemorizado con te va a venir a buscar 'El Canaca'. Las mocosas realmente se asustaron ese día. Tuvimos que darles un café y yo comencé a tomar una relación personal con ellas, porque antes sólo las había saludado. Cuando me abalancé sobre ellas con el cuchillón, una de ellas tuvo casi un ataque, que sin duda era un miedo que movía toda su imaginación". "La relación que tuve con el resto de la gente del ambiente fue bastante original. Era una actitud como condescendiente con alguien ya condenado, predestinado a la muerte. Por lo mismo, una relación de especial simpatía: Pobre tipo que lo van a matar. A muchos les resultaba muy curioso que yo pudiera ser 'El Canaca', pues percibían que no era exactamente alguien del pueblo, pero quedaban en una perplejidad no resuelta...".
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